El mascotismo es definido como la acción de retener animales silvestres en un domicilio particular o en cautiverio como si fueran animales de compañía o mascota, y se encuentra íntimamente relacionado con el tráfico ilegal de fauna.
Muchas veces las personas capturan directamente animales silvestres de su región, los tienen como mascotas y debido al desconocimiento sobre el comportamiento de la especie, sus hábitos alimenticios o requerimientos de hábitats, estos animales pueden resultar agresivos y son un potencial peligro hacia las personas que los tienen en cautiverio. Al retenerlos, pueden sufrir deficiencias alimenticias, cambios en el comportamiento (agresividad, estereotipias, etc.), estrés, depresión, problemas de crecimiento y pueden enfermarse y morir con bastante facilidad.
Por otra parte, el mascotismo constituye la tercera causa a nivel mundial de pérdida de biodiversidad y genera severas consecuencias, como poner en riesgo la supervivencia de las especies y su estado de conservación, la disminución del acervo genético que existe en las poblaciones naturales, además de poner en peligro la salud pública, ya que pueden transmitir enfermedades y parásitos, además de afectar los ecosistemas, ya que los animales silvestres cumplen un rol fundamental en ellos.
Al respecto, Natacha Luján Rudek, profesora de la cátedra de Biología Animal y Zoología Alimentaria de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy, expresó que sacar a un animal salvaje del hábitat natural “es una forma de maltrato, porque no cuentan con el lugar adecuado para que se desarrollen de forma natural, ahí empiezan las consecuencias para el animal que sufre el desarraigo, al sacarlo de su ambiente”.
En ese sentido, destacó que el animal que es sustraído de su medio ambiente, “sufre estrés, está alterado, agresivo, y puede trasmitir enfermedades como parasitosis, rabia. La gente desde ese punto tiene que ver que traer un animal salvaje como mascota no es correcto, además de que está penado por la ley”.