El pasado 29 de octubre, fue conmemorado el 56 aniversario de la fundación de la base Marambio, que con su pista de aterrizaje se transformó en un punto clave para la logística y la investigación en el sexto continente.
El Suboficial Mayor de la Fuerza Aérea, el Dr. Juan Carlos Luján, expedicionario y Caballero del Desierto Blanco, Combatiente de Malvinas, fundador de la Base Marambio, y actualmente presidente de la Fundación Marambio, brindó detalles en UNJu Diario sobre cómo fue la creación de la base.
Sobre el tema, Luján detalló: "Fue la culminación de un trabajo muy duro, fue un día de mucha alegría, un día en el que se cumplían nuestros sueños, se cumplía una utopía, una locura, porque muchas veces decíamos nosotros estamos construyendo una pista de aterrizaje en la Antártida y nos decían '¿Por qué no ponen una fábrica de helados?' Porque era algo absurdo, en el año 69 una pista de aterrizaje para la Antártida, con su manto blanco de hielo y de nieve parecía algo imposible, pero no lo fue".
"Nosotros estábamos en la base Matienzo, nos mandan a tomar por posición de la isla, comenzamos a hacer la tarea como lo hacíamos en la Antártida con vehículos los snow car, sobre mar congelado y barrera de hielo, las condiciones del hielo no nos permitieron llegar".
Luján explicó cómo fue que luego de vuelos de reconocimiento, lograron aterrizar en una bahía: "Se hicieron vuelos de reconocimiento y se observa que abajo de la meseta, hay una bahía, la bahía López de Bartolano, que aparentemente estaba congelada, pero no se sabía, con un pequeño avión que tenía la base un Bieber, se sobrevolaba y se tiraban gran cantidades de bolsas con piedras, fue así que aterrizó el avión Bieber con esquíes y allí descendió la primer patrulla, la patrulla de avanzada".
Al ser consultado por el reconocimiento del terreno, Luján aseguró: "Se habilitó un campamento abajo donde se recibe el personal y el material, el entonces teniente Mensi, con el sargento subteniente Soria, y el suboficial Chinone, ascendieron a la meseta, tardaron 4 horas y media, una vez que estaban arriba determinaron de que era una superficie semiplana, desprovista de nieve porque los fuertes vientos, combinado con la meseta barrían esa nieve y el suelo de barro congelado, barro arcilloso congelado que se llama permafrost y piedras y rocas de distintos tamaños que afloraban de la superficie".
"Nuestra tarea era, primero esta patrulla avanzada marcó la pista, dio el trazo de la pista y después, nosotros con picos, con palas, con barretas, sacábamos piedras grandes, poníamos en su lugar piedras chicas y así sucesivamente hasta que quedaba liso para poder rodar la rueda del avión".

Luján reiteró que las condiciones del trabajo fueron duras: "Fue un trabajo bastante duro, porque no teníamos ninguna máquina vial, nada que nos ayude, vivíamos en pequeñas carpas, carpas para dos personas, carpas que cuando entrábamos prendíamos un calentador, ahí nos sacábamos la campera, las botas, eran los zapatos para ir a dormir, nada más".
Sobre la construcción de la pista, Luján aseguró: "En esas condiciones trabajamos unos cuantos días, esa pista que íbamos haciendo era de 25mts. de ancho tenía 900mts. de longitud, desde la base aérea militar Río Gallego un avión F-27, un avión biturbo hélice, despegó y cruzó el Drake, que es el estrecho que separa continente el continente antártico del continente americano, ya estando sobre la isla a modo de observadores buscaban el lugar donde aterrizar, porque en esa época no había radio faro, radio baliza había, pero allí no, no había GPS, no había nada que lo que lo lleve hacia el norte sino que era navegación pura".

"Cuando estaban ya en la isla a los 1200 kilómetros del lugar del que habían partido, nosotros habíamos puesto en las cabeceras de la pista tambores de 200 litros con material combustible, cuando nos decían que el avión venía, prendíamos eso y hacía una un hilo de humo negro que eso era lo que veía desde el avión y fue lo que guiaba para llegar a la isla, fue algo muy hermoso para nosotros, porque se cumplía un sueño, una utopía".
La creación de la pista, rompió con el aislamiento del continente
La Fuerza Aérea Argentina buscó un terreno adecuado donde construir un aeródromo y lo encontró en una isla en el Mar de Weddell, cerca del extremo norte de la península antártica (a 3304 km de Buenos Aires y 2800 km del Polo Sur).
Sobre la pista de aterrizaje, que al principio sólo tenía 900 metros, Luján explicó cómo fue que modificaron su extensión.
Sobre el tema, Luján aseguró: "El 29 de octubre aterriza este avión, nosotros saltando de alegría, fue una cosa de euforia y después nos volvimos, porque nosotros éramos de la patrulla que estábamos en Marambio, pero nuestro destino era Matienzo, entonces, nos llevaron a Matienzo de vuelta y quedó la otra dotación, la otra dotación alargó la pista de 900 a 1200 metros, con esa capacidad operativa, el 11 de abril del 70, aterriza un avión Hércules C-130 que es un galpón con ruedas".
"Tiene una rampa en la parte trasera donde un vehículo puede entrar manejado por un conductor, el conductor de la ambulancia, el micro autobombas, tapadoras, es decir, se llevaron un montón de elementos y se pudieron llevar a partir de allí y bueno y eso se vio, inclusive las partes de las edificaciones desarmadas que después lo armaban allí".
Los vuelos transpolares
La República Argentina, a inicio de los años 70, era una terminal de muchas líneas aéreas, pero su situación marginal cambió completamente para transformarse en un importante centro de comunicaciones aéreas.
Sobre el tema, Luján aseguró: "Fue un trabajo grande y aparte a partir de entonces este se comenzaron a hacer los vuelos en sentido transpolar, Australia, Oceanía, esos lugares, antes para llegar ahí había que volar al norte, volar a California, cruzar el Pacífico, volver a hacia el sur y tardaba tres días, ahora en un vuelo directo se llega desde Ezeiza, es decir, es una es un adelanto enorme".
"A partir del año 78 en la base de Ejército Esperanza, comenzaron a vivir familias, han nacido chicos en la Antártida que tienen una característica especial, son argentinos, pero no son americanos, porque no nacieron en América, no nacieron en el continente americano, nacieron en el continente antártico, es una cosa rara".

Luján destacó que la Base Marambio es la puerta de entrada hacia la Antártida: "La base creció, creció y ahora en este momento es una base muy importante, la puerta de entrada a la Antártida, donde lo más importante es esto, yo en el año 67, desde Buenos Aires fui a la Antártida, a la base Matienzo que no llegamos, tardé 15 días".
"En la actualidad, desde Buenos Aires, desde El Palomar, con un avión Hércules C-130, se tarda 6 horas 45 minutos, es una diferencia abismal, aparte de eso, en mi época se operaba solamente en época estival, es decir, de diciembre a febrero o marzo y después ya no se podía entrar" aseguró Luján.
El impacto de la ciencia
Sobre los cambios en la Base Marambio, Luján aseveró: "Marambio, actualmente es una base modelo, una base con su torre de control, su hangar, su pabellón científico, casa de emergencia, es decir, sus pasarelas para poder trasladarse de un lugar a otro, es algo que es digno de elogiar".
El 29 de octubre se celebra un hecho de trascendencia nacional y geopolítica: que las estaciones científicas antárticas nacionales y extranjeras pudieron estar conectadas entre sí y con el mundo durante todo el año.
Por último, Luján reiteró que la Antártida es un lugar de ciencia: "La Antártida es un lugar de ciencia, por ejemplo, dicen 'la base militar', pero no hay bases militares, los militares están en la Antártida sin armas, para prestar apoyo logístico y operativo a las actividades científicas, porque en la Antártida se apoyan tres patas, la paz, la ciencia y la preservación del medio ambiente".

