El Programa de Coros y Orquestas, dependiente de la Secretaría de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la provincia, es una iniciativa con más de 15 años de trayectoria destinada a estudiantes de 6 a 21 años. Brinda un espacio de acceso, aprendizaje y disfrute de la música, con el propósito de acompañar y fortalecer sus trayectorias escolares, ampliar el acceso a la cultura y aportar valores, habilidades y herramientas para el desarrollo personal y social.

Sin embargo, hoy los docentes que integran el programa enfrentan una situación compleja marcada por bajos salarios y falta de personal.

“Uno de los grandes semilleros que tiene Jujuy es el programa de Coros y Orquestas, y los músicos jujeños de las orquestas tienen una gran repercusión en el país, y eso se va perdiendo al no tener continuidad”, comentó el profesor y músico Javier Soria.

El docente explicó que “cada vez hay menos docentes de esta área, porque se van de Jujuy por la falta de financiamiento”, y sostuvo que, aunque desde el Ministerio “se ve un interés real, tiene que estar acompañado de acciones concretas como renovar los cargos; no puede un docente sostener su trabajo con un sueldo de 250 mil pesos, ¿qué carrera se puede hacer con algo así?”.

En ese sentido, señaló que “es momento de replantearse bien las acciones, el Estado tiene que apoyar, debe haber una continuidad pensada y planificada para enfrentar la idea que está dominando en el país, que sostiene que el arte hay que dejarlo en un costado, cuando Argentina es un faro de luz en el mundo con el arte”.

Soria recordó, además, que en una localidad pequeña como Bárcena, “que no tiene ni una plaza central, había un coro y una orquesta para contener a niños y jóvenes, pero al irse de ahí, los niños que ocupaban el sábado para cantar, para aprender música, ahora la única actividad que les queda es ir al fútbol de veteranos”.

La continuidad de este programa resulta trascendental porque, como subrayó el docente, los profesores “no solo formamos músicos; educamos personas para que sean mejores personas, y de ahí salen jóvenes y niños que tienen un gran talento. El objetivo es aportar a la sociedad, a que el niño haga un trabajo comunitario, que aprenda a tocar con otro, a comprender al otro con las capacidades que tiene, poder llevar adelante un proyecto en común como cantar o tocar juntos, y va formando una personalidad que va más hacia lo grupal que a lo individual”.

Soria contó que “en algún momento llegamos a pensar, con el regreso de muchos músicos jóvenes que volvían por la pandemia, que podíamos soñar con tener una Orquesta Sinfónica en Jujuy, y eso hoy está desapareciendo. Si estos proyectos no cuentan con el apoyo del Estado, se complican”.

El docente destacó que a lo largo de los años formaron a generaciones de niños y jóvenes que hoy integran orquestas sinfónicas en Salta, Tucumán, Buenos Aires y Córdoba. “Esa fuga de talento musical es prácticamente inevitable porque uno no tiene qué ofrecerle acá”, expresó.

Como ejemplo, mencionó que “el director de la Sinfónica de Salta es un jujeño que ganó por concurso su puesto, es un músico excepcional que nos costó años formar, y es difícil que después regrese”.

Para el profesor, “el secreto son los niños y los jóvenes, porque sin un semillero no se puede construir nada a futuro”. Sin embargo, advirtió que hoy muchas sedes del programa “están prácticamente vacías de docentes, con colegas que están haciendo un gran trabajo: buscan las llaves, limpian la escuela, cuando en realidad tendríamos que estar abocados a lo nuestro”.

El acceso al arte a través de coros y orquestas es fundamental para el desarrollo integral de niñas, niños y jóvenes, ya que no solo desarrolla habilidades musicales, sino también valores, actitudes y competencias que enriquecen la vida.

Jujuy cuenta con espacios y profesionales comprometidos que permiten ese desarrollo. Solo resta pensar y aplicar un plan que garantice su sostenimiento en el tiempo.