La fecha fue establecida por ley 25.003/98 del Congreso de la Nación y conmemora el nacimiento de Lola Mora, la primera escultura argentina.
Nace como Dolores Candelaria Mora Vega el 17 de noviembre de 1866. Cursa sus estudios primarios en la ciudad de San Miguel de Tucumán donde también aprende dibujo y pintura.
En su juventud conoce al pintor italiano Santiago Falcucci, con quien toma clases y profundiza en la técnica del retrato. Con solo veinte años, llevó a cabo, por encargo de los gobiernos de Tucumán y Salta, importantes óleos de los congresales de 1816 y algunos gobernadores. En 1894 se trasladó a Buenos Aires para ingresar a la Academia Nacional de Bellas Artes, donde continuó su formación.
El gobierno argentino le otorgó una beca para estudiar en Roma. Su paso por los talleres de escultura de Francesco Michetti y Giulio Monteverde terminaron de definir la expresión poética de su obra y entonces Lola Mora se convirtió puramente en escultora.
Su obra:
Realizó los bustos de varias personalidades de la política y la aristocracia argentina, como Juan Bautista Alberdi, Facundo Zuviría, Aristóbulo del Valle, Carlos María de Alvear y Nicolás Avellaneda. También trabajó con las alegorías: las estatuas de La Justicia, El Progreso, La Paz y La Libertad, en las cercanías a la Casa de Gobierno de la Ciudad de Jujuy, y algunas esculturas en el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, en la ciudad santafesina de Rosario.
Fue quien realizó la emblemática Fuente Monumental de las Nereidas, que representa a estos seres mitológicos que asisten al nacimiento de la diosa Venus, para ser dispuesta en la Plaza de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires, justo frente a la Catedral. El problema es que este conjunto de divinidades de la mitología romana mostraba la desnudez de los personajes femeninos. Los moralistas de ciertos sectores porteños sostuvieron su descontento. Es por eso que, para evitar el escándalo, se la emplazó en la Costanera Sur.
Otras de sus notables obras son los altorrelieves que le encargó el Gobierno Nacional, con motivo de la remodelación que estaba en marcha en la Casa Histórica de Tucumán. Allí, representó el 25 de mayo de 1810, en los balcones del Cabildo de Buenos Aires.
Con respecto al otro altorrelieve de la Declaración de la Independencia del 9 de Julio de 1816, en el interior del Congreso de Tucumán, señalan: “A diferencia del anterior, esta muestra un espacio interior en el que se puede ver el mobiliario de la época. El trabajo del cortinado da cuenta de la maestría de la autora. Un dato de color lo proporciona la licencia artística que tomo Lola Mora, al dotar a una de los congresales retratados, con la figura de Julio Argentino Roca, su protector y mecenas. Tanto por las dimensiones como por la calidad de su ejecución, estas piezas de bronce constituyen ejemplos casi únicos en su género en Argentina”.
Otras de sus obras se pueden apreciar en el acceso a la capilla de la bóveda de la familia López Lecube, en el Cementerio de la Recoleta. Son dos figuras realizadas en mármol: una en actitud meditabunda y otra mirando al infinito.

