La expansión del brote de fiebre amarilla en países vecinos encendió las alarmas en el país y la provincia por la cercanía. La Organización Panamericana de la Salud confirmó un aumento de casos sostenido fuera del área amazónica, lo que llevó a las autoridades argentinas a actualizar las pautas sobre vacunación.
Al respecto, Mario Linares, del Instituto de Biología de la Altura de la Universidad Nacional de Jujuy, expresó que la preocupación no es de ahora dado que la posibilidad de contagios en el país siempre está, “el vector de la enfermedad es el mismo que el dengue y otras enfermedades, el Aedes aegypti como vector principal tiene en su prontuario la posibilidad de transmitir más de 200 virus, entre esos está la fiebre amarilla”.
En ese sentido, subrayó que la fiebre amarilla nunca se fue, “si bien en la Argentina no tenemos casos autóctonos, el último caso registrado fue en el 2018, caso que fue importando; el país sigue siendo catalogado por la Organización Panamericana de la Salud como un país con áreas endémicas donde la potencialidad de la enfermedad es real”.
Consultado por la situación actual de los brotes en países vecinos, Linares destacó que la preocupación está porque se dieron casos en la ciudad de Tarija, la cual tiene mucha cercanía con nuestro país y en particular con la provincia, y esto “llama la atención porque es una zona alejada de la zona amazónica donde tradicionalmente se dan los brotes”.
¿Qué es la fiebre amarilla?
La fiebre amarilla es una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura de mosquitos. Puede ser grave y provocar la muerte, no tiene tratamiento pero puede prevenirse.
¿Cómo se transmite?
La transmisión solo se produce por la picadura de mosquitos infectados. No se transmite a través del contacto personal, objetos, etc.
Si bien cualquier persona puede contraer la fiebre amarilla, las personas de mayor edad y los niños, tienen mayor riesgo de presentar una enfermedad grave.
¿Cuáles son los síntomas?
Comienza en forma brusca, con mucha fiebre, escalofríos y dolor de cabeza. Además, pueden aparecer dolores musculares, náuseas y vómitos. Hay formas que cursan con síntomas leves e inespecíficos.
Muchas veces, las formas graves causan hemorragias, insuficiencia hepática y falla orgánica múltiple.
Es fundamental consultar rápidamente al equipo de salud ante la presencia de algunos de los síntomas mencionados y no automedicarse. Los antifebriles de uso habitual pueden ser extremadamente perjudiciales.
¿Cómo se previene?
La principal medida preventiva es la vacuna, que brinda protección a partir de los 10 días de aplicada y dura para toda la vida.
El Calendario Nacional de Vacunación para quienes viven en zona de riesgo provincia de Misiones, Corrientes y Formosa y algunos departamentos de Chaco, Salta y Jujuy incluye:
• una dosis de la vacuna para niños y niñas de 18 meses
• un refuerzo a los 11 años para quienes iniciaron esquema entre los 18 y 24 meses
Además de la vacuna, también se puede prevenir, usando repelentes, utilizando ropa de mangas largas y de colores claros y uniformes, colocando mosquiteros en las viviendas, eliminando los recipientes que puedan acumular agua, teniendo mosquiteros, aire acondicionado y/o ventilador en el lugar de hospedaje, cubriendo con tul el cochecito del bebé
Para las personas que viajan se recomienda la vacunación si su destino es una zona con riesgo de transmisión comprobada de fiebre amarilla.

