Gabriela Zamora, referente de la Fundación Manos Abiertas Jujuy, explicó cómo trabajan en la asistencia a personas en situación de calle durante los días de frío extremo. Relevamientos recientes indican que más de 200 personas viven en la vía pública. La problemática de las adicciones, la falta de dispositivos integrales y la necesidad de fortalecer la red de voluntarios.

Como integrante de la Fundación Manos Abiertas qué trabajo están realizando para ayudar a las personas de la calle en este contexto de frío y ola polar

En estos días se complicó bastante, nosotros trabajamos todo el año con la gente en situación de calle y estos días con tanto frío hemos tenido mucha más asistencia. Mucha gente llamando a los teléfonos, no solamente para ser asistido, sino también para donar.  Mucha gente que se une a querer donar y ayudar, así que también eso nos pone muy contentos porque la gente realmente está comprometida.

Nosotros decimos que cuando por ahí nos llaman en esta época, ya estamos sobre la problemática. A veces no llegamos a atender todos los llamados de búsqueda . Pero  la gente realmente se compromete y eso es una característica de Jujuy, que siempre está atenta a lo que pedimos, a lo que necesitamos.

Hablabas acerca del trabajo que realizan durante todo el año. ¿Se ha notado un aumento en el último tiempo? ¿Tienen algunos datos precisos para describir cuál es la situación actual?

Desde el año pasado aproximadamente hemos notado un aumento de gente a la que atendemos en situación de calle. En general, teníamos unos 70 u 80 platos y ahora estamos atendiendo casi 100 personas por noche. Los registros nos dicen que aproximadamente hay 200 personas en situación de calle en general. Nosotros llegamos hasta donde podemos, pero más o menos atendemos esa cantidad de gente.

Ahora, en estos días de frío, lo bueno es que se han activado mucho los refugios. Está trabajando Proyecto Puente y ATR con refugios. Nosotros en este momento no tenemos habilitada la hospedería para atender adentro, sino que salimos nosotros a la calle. En estos días, los dos refugios que hay han estado completos, así que la gente que quedó afuera la estuvimos asistiendo con mantas, frazadas, colchones. Sin embargo, así y todo no llegamos a todos los que hay porque no podemos atender la zona de Alto Comedero o la parte de atrás de San Pedrito. A esas zonas no llegamos por falta de movilidad. Nos gustaría poder llegar un poco más, pero nos vemos limitados también por los recursos.

¿Se puede sacar a la gente de la calle para que tenga otra condición de vida?

La realidad de la calle en general no es un acto tan heroico como decir “viene el gobierno y saca a todos de la calle”, porque no es tan así. El gran problema es que gran parte de la gente que está en la calle son jóvenes que presentan adicciones. Y la adicción no se resuelve solo con un techo, requiere profesionales que los traten, instituciones completas, equipos preparados para trabajar con estas personas.

Ahí tenemos un punto flaco en general. Nosotros no contamos con esos equipos profesionales, y entiendo que tampoco lo hay en la provincia, por lo menos de manera gratuita y accesible. Hay muy buenos equipos privados, pero los tratamientos son caros, a los que puede acceder poca gente. La mayoría de los chicos que están en la calle hoy tienen problemáticas de adicciones, cada vez más, y más jovencitos. Entonces, si no se frena desde ahí, es un idilio pensar que vamos a acabar con la situación de calle.

¿Cómo se aborda desde lo humano esta tarea de acompañamiento?

Nosotros los acompañamos, son chicos que encontramos en la calle con los equipos buscadores, los conocemos, los queremos, conocemos toda su historia. Trabajamos desde lo humano, desde lo espiritual, en el acompañamiento persona a persona. A veces no queremos hablar de cantidades porque no buscamos cantidades, buscamos el rostro de cada uno.

Y muchas veces los encontramos bien, y muchas veces realmente destrozados. También nosotros nos desmoralizamos porque a veces ayudás a alguien que no quiere ser ayudado, o quien quiere ser ayudado no tiene a dónde ir. Entonces nosotros, como voluntarios, también tenemos que fortalecernos para poder asumir lo que la realidad nos muestra.

¿Cuántos voluntarios trabajan hoy en la Fundación y cómo es la participación?

Tenemos entre 20 y 25 voluntarios registrados que trabajan todo el año y asisten a todas las obras. Además, desde hace un par de años tenemos un convenio con la Universidad Siglo XXI, donde los chicos que están por recibirse hacen prácticas solidarias. Están tres o cuatro meses con nosotros, eso nos ayuda mucho en términos de mano de obra.

En esta época mucha gente se suma, pero lo que más cuesta es la permanencia. No les pedimos que se comprometan seis horas, solo una hora a la semana. Esa hora la semana, tal día, necesitamos tu compromiso. No lo necesitamos nosotros, lo necesita quien te espera del otro lado.

 ¿Trabajan en red con otras organizaciones o instituciones del Estado?

Trabajamos mucho en red, sobre todo con la gente de ATR, con defensa civil y con el SAME. Nos comunicamos y avisamos cuando alguien está en cierta situación. Ahora estamos viendo si podemos solucionar el tema de la movilidad con ayuda del Ejército, para llegar a más puntos de la ciudad.

¿Dónde pueden acercarse quienes quieran colaborar como voluntarios o hacer  donaciones ?

Estamos en Senador Pérez 125. También pueden comunicarse por redes sociales . El 10 de julio tenemos un taller para toda la gente que quiera sumarse como nuevo voluntario. Es una charla introductoria para conocer la forma de trabajo que tenemos.

También quienes quieran donar pueden hacerlo con ropa de abrigo, calzado, mantas, o incluso con tarjeta de débito o crédito. Cuando nos escriben, les pasamos los datos. Todo lo que recaudamos se destina al mantenimiento de la casa, donde se cocina y se recibe a la gente para que se bañe.