En el marco de la Semana Santa, el padre Luis Rafael Salas, misionero argentino con una vasta trayectoria en distintos países del mundo, reflexionó sobre el verdadero sentido de esta celebración para los cristianos y la importancia de recuperar su esencia más allá de las costumbres actuales. Recientemente, el sacerdote cumplió 25 años de ordenación sacerdotal, un aniversario que lo encuentra activo en su labor pastoral y comprometido con la evangelización desde la palabra y el ejemplo.

“Es una semana muy importante, la semana grande para todos los cristianos. Se rememora el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Muchas culturas y confesiones cristianas consideran este tiempo esencial para renovar la fe, profundizarla y continuar con esperanza en la vida cristiana”, expresó en diálogo con UNJU radio.

En ese marco, el padre Salas brindó detalles sobre el significado de cada una de las jornadas que integran la Semana Santa, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua. En particular, destacó que durante el Jueves Santo se celebra la Última Cena y el tradicional lavado de pies, mientras que el Viernes Santo, único día en el que no se celebra misa en todo el mundo, se centra en la adoración de la Santa Cruz. “Es un día para recordar la muerte de Jesús. Solo se recibe la comunión en algunas celebraciones, pero no hay misa. En Jujuy, mucha gente va a los cerros a venerar la cruz”, explicó.

El Sábado Santo, en tanto, se celebra la Vigilia Pascual, “una liturgia muy significativa donde se bendice el fuego, el agua y el cirio pascual, como símbolos de Cristo resucitado, luz del mundo y signo de esperanza para todos”, detalló.

El sacerdote también compartió su mirada sobre cómo han cambiado algunas prácticas tradicionales, como el ayuno y la abstinencia. “Antes se evitaba comer carne, hoy podemos pensar nuevas formas de abstenerse: evitar hablar mal del otro, alejarse de las redes por un rato, reencontrarse con la familia. Esa también es una forma de vivir la fe, de controlar nuestras pasiones y acercarnos más al prójimo y a Dios”, afirmó.

Consultado sobre cómo vivir la Semana Santa en familia, especialmente con niños y jóvenes que muchas veces no participan activamente de la vida religiosa, el padre Salas señaló que el rol de los padres es fundamental: “Si queremos llegar a los niños, primero debemos llegar a los adultos. Ellos son quienes transmiten la fe con sus gestos, sus palabras y sus acciones cotidianas”.

En ese sentido, destacó que aunque muchas personas no asisten regularmente a misa, hay momentos en los que la fe se reactiva y se convierte en un motor interior. “Punta Corral, por ejemplo, es un claro ejemplo de eso: gente que quizás no participa el resto del año, pero que sube al cerro en una muestra de fe sincera. Esas experiencias les sirven para cargar las pilas espiritualmente y recordar que hay algo más grande que nos sostiene”.

Finalmente, Salas se refirió al sentido de trascendencia que habita en cada ser humano. “Todos, incluso aquellos que no se identifican con una religión, tienen momentos de dolor, enfermedad o conflicto en los que buscan algo más, un sentido. Algunos lo llaman Dios, otros energía o esperanza. Pero esa necesidad de trascendencia es universal, y nos conecta con lo espiritual, con lo invisible, con lo eterno”, concluyó.

Luis Rafael Salas es sacerdote misionero y ha desarrollado su labor pastoral en Brasil, Chile, Guatemala, Francia, Madagascar y diversas provincias argentinas, entre ellas Jujuy. Actualmente reside en Córdoba, y continúa vinculado a comunidades cristianas de todo el país. A 25 años de su ordenación, su mensaje invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de la Semana Santa y el poder transformador de la fe vivida en comunidad.