Este viernes 25 de abril, a partir de las 18:30 horas, el Consejo Social de la UNJu emitirá por streaming en UNJuTV, un nuevo episodio del Ciclo de Conferencias de Economía y Desarrollo. En esta oportunidad la invitada principal será la Dra. María Inés Fernández Álvarez que abordará, junto al Lic. Rodolfo Tecchi, la temática del trabajo en el Siglo XXI.
Para conocer un poco más sobre el tema de esta nueva conferencia, UnjuDiario conversó con Fernández Álvarez, que es Dra. en Antropología Social, Investigadora Principal del CONICET, Directora del Centro de Innovación de los trabajadores (CITRA, CONICET-UMET) y docente. Su principal área de trabajo es la economía popular, uno de los sectores más amplios de trabajadores en nuestro país en el que conviven asalariados, monotributistas, cuentapropistas, que tienen sus características particulares.
No todos estos trabajadores tienen los mismos derechos, las mismas protecciones y mucho menos el mismo poder adquisitivo. Sin embargo, son parte esencial en el sostén de la economía y de las familias.
A modo de avance de lo que será la transmisión del Consejo Social, la investigadora mantuvo un diálogo previo con nuestra redacción, y advirtió que “economía popular es un término polémico” y que su comprensión exige distinguir entre sus múltiples dimensiones.
“Por un lado hay que pensar en quiénes son las personas que componen la economía popular, o más bien las economías populares en plural. Y por otro, entender que se trata de un sector tan intrínseco al capitalismo como el trabajo asalariado. No es un fenómeno nuevo”.
La investigadora subraya que este campo no puede pensarse desde una única categoría porque el término economía popular "fue acuñado en los años 80 en América Latina como alternativa a nociones como informalidad o marginalidad, que buscaban explicar las formas de ganarse la vida de quienes quedaban fuera del mercado de trabajo. Más recientemente, en nuestro país, el término adquiere fuerza como categoría de reivindicación política a partir de la formación de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), hoy Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)”.
Heterogeneidad, pluriactividad y disputa política
La economía popular incluye una amplia variedad de trabajos que se desarrollan “por fuera de las relaciones asalariadas y de las formas de protección social”. Para la especialista, este rasgo es clave para comprender el lugar que ocupa hoy dentro del sistema económico.
“Se trata de trabajos sin salario y desprotegidos, pero que forman parte de relaciones de mercado. No están afuera. Están incluidos, pero excluidos de derechos”.
En ese sentido, advierte que “no todas las organizaciones que buscan representar a estos sectores se reconocen desde el término economía popular. Hay procesos paralelos de organización que están pensando cómo intervenir en este universo heterogéneo de trabajadores sin salario”. A su entender, es imprescindible no perder de vista la “pluralidad” y el carácter pluriactivo de quienes integran este sector: muchas veces combinan empleos formales con actividades autogestivas para completar ingresos insuficientes.
Un fenómeno en crecimiento
Desde el CITRA, el equipo de investigación que dirige, se vienen desarrollando estimaciones que permiten dimensionar el alcance del fenómeno: “Calculamos que hoy la economía popular alcanza a 4 millones de personas, lo que representa cerca del 30% de la población económicamente activa. Este número es aún más significativo si consideramos que los datos que usamos provienen sólo de grandes conglomerados urbanos. En regiones como el NOA o el NEA los porcentajes son aún mayores”, dijo.
Además, desarrollaron un índice de fragilidad laboral que combina ingresos insuficientes, inestabilidad en el empleo y precariedad:
“Hoy el 40,3% de la población se encuentra en situación de fragilidad laboral, y la precariedad alcanza al 51,7% de la PEA. Esta situación se agudiza entre mujeres y jóvenes”, alertó.
Economía popular y tecnología: la calle y la red
Respecto al impacto de las nuevas tecnologías en el desarrollo de la economía popular, especialmente en territorios como Jujuy donde crecen las ferias digitales a través de plataformas como Facebook Marketplace, explicó que es un aspecto "poco explorado" que sin duda "requiere mayor atención".
"La tecnología no es ajena a las economías populares. La pandemia fue un momento bisagra: muchos sectores tuvieron que reinventarse para seguir generando ingresos. La venta online se multiplicó, pero eso no eliminó la calle como espacio de reproducción de la vida y también de disputa”, señaló.
Además sostuvo que “los medios digitales no reemplazan la venta callejera, se combinan. Y aquí se vuelve central pensar en la pluriactividad como rasgo definitorio. Muchas personas que comercializan en ferias también tienen empleos formales. La frontera entre lo formal y lo informal está cada vez más difusa”.
El rol de las mujeres en la economía popular
Uno de los temas centrales que se abordarán en el conversatorio será el papel de las mujeres en este entramado social y económico. Según datos del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular y las propias estimaciones del CITRA, “las mujeres representan cerca del 60% de quienes integran la economía popular”.
En sectores como el socio-comunitario, su participación se dispara: “En las tareas de cuidado, el 89,2% son mujeres; en el caso de promotoras de género, el 83,8%. Esto nos habla de un carácter profundamente feminizado de las economías populares”, indicó.
Durante la pandemia, estas tareas de asistencia alimentaria, promoción de salud, cuidado de personas mayores, fueron esenciales.
“La crisis sanitaria permitió visibilizar la importancia de estos trabajos desarrollados por mujeres y otras identidades feminizadas. Muchas organizaciones impulsaron el reconocimiento económico de estas tareas, como el salario para promotoras territoriales o políticas integrales de cuidados”.
¿Qué políticas públicas son necesarias?
Para la antropóloga, el primer paso para pensar políticas públicas efectivas es abandonar la idea de que estas personas están fuera del sistema.
“El debate no es entre inclusión y exclusión, sino qué tipo de inclusión. Es una inclusión desprotegida. Por eso es clave pensar formas de organización del trabajo y derechos laborales para quienes se ganan la vida por fuera del empleo asalariado”, dijo y destacó que “hubo políticas públicas muy valiosas en las últimas décadas, como el salario social complementario, que fue muy criticado pero colocaba una discusión disruptiva: que esas actividades son trabajo”. A través de estas políticas, “personas vendedoras ambulantes accedieron por primera vez a una obra social, barrios populares lograron regularizar su situación habitacional, y costureras migrantes crearon polos textiles con espacios de cuidado para sus hijos”.
Sin embargo, advirtió que muchas de estas conquistas están hoy en riesgo ya que "las políticas neoconservadoras implementadas en el último año y medio socavaron rápidamente ese entramado. El desafío ahora es cómo reconstruir derechos y formas de protección sin depender exclusivamente del trabajo asalariado formal”.
El conversatorio, que se desarrollará el próximo viernes, será una oportunidad única para pensar colectivamente estos desafíos en clave local, teniendo en cuenta las particularidades de las economías populares en Jujuy.
La invitación es para toda la comunidad interesada en debatir estrategias de reconocimiento, organización y lucha por los derechos de quienes hacen posible la economía desde abajo. Porque las economías populares no son el margen. Son el centro de una disputa política por el sentido del trabajo y la justicia social en nuestro tiempo.